viernes, 6 de marzo de 2015

Lactosa... amiga o enemiga.

Esquema de prevalencia mundial
Esquema de prevalencia mundial
Ser intolerante a la lactosa significa básicamente que tu cuerpo no es capaz de procesar la lactosa, un disacárido formado por la unión de una molécula de glucosa y otra de galactosa. ¿Reacciones típicas a la biomolécula? pues sencillo... malestar general, gases, vómitos, diarreas, calambres en el estómago y todo ello porque las bacterias de nuestro intestino dicen... ¡oye, ya no eres un bebé, deja de beber leche!

Aunque suena un poco a broma, es literalmente así. Es una forma que tiene la naturaleza de avisarnos a nosotros, como mamíferos que somos, que dejemos de hacerlo y nos alimentemos con otro tipo de comida. Es como una programa que viene codificado dentro de nuestro ADN y que se ejecuta cuando alcanzamos cierta edad.

Por si no lo sabías, se calcula que la intolerancia a la lactosa va desde un 5% en Europa del Norte hasta un 90% en países Africanos o Asiáticos. De hecho el 75% de los Afro-Americanos, Judíos, Mexicanos Americanos y Nativos Americanos adultos son intolerantes a la lactosa.

La causa es claramente genética pero el origen de por qué unos son más tolerantes que otros a la lactosa es básicamente por el tipo de vida de nuestros ancestros. Dado el frío de las tierras del norte y la dificultad para poder cultivar y vivir de la tierra, tuvieron que sobrevivir a base de lo que lo que los animales les aportaban. Si no era su propia carne era su leche, sus huevos y derivados de ellos.

Dicho estilo de vida acabó dejando huella en nuestro código genético generando hasta un 85-95% de "mutantes" (qué mal suena esto) en las zonas del Norte de Europa y, a medida que vamos desplazándonos hacia el sur, va aumentando el número de intolerantes al disacárido.

Si resulta que vuestro cuerpo tiene problemas para procesar la lactosa pero sin embargo sois adictos a los lácteos (como yo) pues deberíais saber que no todos ellos tienen la misma concentración de la biomolécula y, por tanto, algunos serán más seguros que otros.

De hecho... si comparamos la leche materna con la de la vaca... la primera llega a tener hasta un 9% de lactosa teniendo la segunda tan sólo 4,5%. Si encima en lugar de tomarla tal cual la digerimos en forma de yogur, donde las bacterias usadas para su fermentado se han encargado de procesar gran parte de la biomolécula o queso, donde gracias al curado y envejecimiento del mismo, las concentraciones serán aún menor.

Para más INRI-quito... si miramos bien las proporciones, el yogur bajo en calorías suele tener más lactosa que el normal (pienso que para dar más consistencia).

Comentario1: Espero que parte de los genes germanos que tengo me permitan tomar leche y derivados hasta que pete algún día.

Comentario2
: Aviso a los afectados... la leche materna tiene un 9% de lactosa... no es buena para vosotros... pero eso sí, nadie dijo nada de que fuera malo disfrutar de sus "envases", ¿verdad?